Torpeza tras torpeza
Lo que se escenificó ayer en la Capital, en relación con el Partido Reformista Social Cristiano, solo puede calificarse como una doble torpeza, la primera desde el punto de vista político y la segunda desde el policial.
Como es sabido, la Junta Central Electoral ya se pronunció en cuanto a quiénes son los verdaderos dueños de la franquicia del PRSC, lo que deja sin partido a aquellos que, procediendo de la organización “colorá” que encarnó en vida Balaguer, aceptaron formar filas con los peledeístas mediante el desempeño de cargos públicos de relevancia.
O sea que mucha razón tienen los reformistas que no están en el gobierno, cuando reclaman que los que se pasaron al oficialismo dejen de utilizar los símbolos de su partido, como el color rojo, el gallo colorao, su emblema y su himno.
Aquí surge la primera torpeza, que no es otra que el empecinamiento y la insistencia de los ex reformistas en querer continuar utilizando los aludidos símbolos, como ocurrió ayer en el curso de un acto celebrado en el club Mauricio Báez para ratificar su apoyo a la candidatura presidencial de Leonel Fernández. Porque si bien es cierto que a los ex reformistas, como a cualesquiera otros, les asiste todo el derecho para apoyar a quien más les simpatice, lo que no está bien es pretender vestirse con ropajes ajenos, para confundir a la ciudadanía.
La segunda torpeza, la policial, se puso de manifiesto ayer mismo, cuando fuertes contingentes del cuerpo del orden impidieron, por la fuerza, que los reformistas de verdad realizaran una marcha pacífica para protestar por lo que consideraban un abuso de poder. Dos torpezas de un solo golpe. Si no fue un récord, fue un buen promedio.
Por fortuna, la escaramuza no pasó de ahí. La pequeña turba fue calmada y no insistió en desafiar a la Policía, aunque a nadie le cupo la menor duda de que ésta estaba irrespetando la Constitución y las leyes, mediante el desconocimiento de derechos ciudadanos fundamentales. El resultado fue una fuerte dosis de descrédito para el gobierno.
Como es sabido, la Junta Central Electoral ya se pronunció en cuanto a quiénes son los verdaderos dueños de la franquicia del PRSC, lo que deja sin partido a aquellos que, procediendo de la organización “colorá” que encarnó en vida Balaguer, aceptaron formar filas con los peledeístas mediante el desempeño de cargos públicos de relevancia.
O sea que mucha razón tienen los reformistas que no están en el gobierno, cuando reclaman que los que se pasaron al oficialismo dejen de utilizar los símbolos de su partido, como el color rojo, el gallo colorao, su emblema y su himno.
Aquí surge la primera torpeza, que no es otra que el empecinamiento y la insistencia de los ex reformistas en querer continuar utilizando los aludidos símbolos, como ocurrió ayer en el curso de un acto celebrado en el club Mauricio Báez para ratificar su apoyo a la candidatura presidencial de Leonel Fernández. Porque si bien es cierto que a los ex reformistas, como a cualesquiera otros, les asiste todo el derecho para apoyar a quien más les simpatice, lo que no está bien es pretender vestirse con ropajes ajenos, para confundir a la ciudadanía.
La segunda torpeza, la policial, se puso de manifiesto ayer mismo, cuando fuertes contingentes del cuerpo del orden impidieron, por la fuerza, que los reformistas de verdad realizaran una marcha pacífica para protestar por lo que consideraban un abuso de poder. Dos torpezas de un solo golpe. Si no fue un récord, fue un buen promedio.
Por fortuna, la escaramuza no pasó de ahí. La pequeña turba fue calmada y no insistió en desafiar a la Policía, aunque a nadie le cupo la menor duda de que ésta estaba irrespetando la Constitución y las leyes, mediante el desconocimiento de derechos ciudadanos fundamentales. El resultado fue una fuerte dosis de descrédito para el gobierno.
Blogalaxia Tags: politica
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